Novela: Los veranos sin Adela
CRIANZA_003. LOS VERANOS SIN ADELA
Reyes Arévalo Royo.
Editorial: Tandaia
ISBN 978-84-942585-8-9
268 pág.
En torno a la misteriosa figura de Adela giran los pensamientos y actos de los protagonistas de esta sorprendente novela coral, que avanza con pulso firme entretejiendo las vidas de sus personajes en una historia tan sutil y compleja como la propia existencia.
Con su lectura descubrimos las voces que nacen de los silencios de los personajes. Voces que se acompasan de forma mágica creando una polifonía con continuos cambios de melodía y ritmo.
La Historia
cambios nunca imaginados. A Adela le ha tocado jugar el papel de la mariposa que revolotea imaginándose libre y sin medir las consecuencias de su arrojo. Pero al contemplar el cercano seísmo puede que su vuelo concluya y torne en retirada. Y entonces quizá se recupere el orden anterior, o quizá no, porque nada vuelve nunca a ser como antes.
Cada giro en este baile de la vida deja a los danzantes en una posición parecida, pero ligeramente diferente y cada paso no previsto puede entenderse como un pisotón, pero también como un intento de acercamiento. Qué pasará cuando el baile concluya, en qué posición quedará cada danzante, y lo que es más importante: ¿habrá merecido la pena tanto esfuerzo?
Los Veranos sin Adela narra la evolución de un puñado de personajes que giran alrededor de la enigmática Adela. Lo que escuchamos son las voces que nacen de sus silencios y que a menudo se funden, generando una realidad multicoral. El tiempo narrativo ocupa doce años, pero se centra en tres momentos claves para todos ellos. El tiempo es sólo una sucesión de minutos, horas y días, y sin embargo adopta un valor muy diferente para cada uno de los implicados en esta historia.
Los personajes
Los personajes son, quizá, demasiado reales:
MARIO abre la novela y se nos presenta en su momento espléndido; clarinetista de orquesta que vuelve a casa después de un exitoso viaje de trabajo, flamante novio que prepara su próxima boda con Adela y, sin embargo, a punto de descubrir que esa aparente solidez está construida sobre débiles cimientos.
KIKE, el hermano pequeño de Mario, que se resiste a salir del armario, porque no le interesa el matrimonio gay ni repetir las mismas estupideces que cometen los heterosexuales.
EDU, con los sentimientos siempre a flor de piel, incapaz de seguir el ritmo que la vida le marca y afixiado de tanto nadar contracorriente.
ANTONIA, la amiga fatalista que sabe que la ley de Murphy es la que explica su existencia.
ISABEL, violinista solitaria dispuesta a cambiar su virtuosismo musical por unas palabras bien dichas en el momento oportuno.
CONSUELO, que a sus 64 años empieza ahora a vivir su vida como si por fin le perteneciese.
Todos estos personajes habitan un mundo que les obliga a tomar decisiones. A veces esas decisiones son razonadas y otras veces responden a intuiciones o pálpitos por los que se dejan llevar. Pero no es fácil saber si han acertado o no. La autora no los juzga sino que los muestra al público lector para que sea este quien los condene o amnistíe.
Entre todos tejen una historia que los envuelve y conduce, que se llena de voces mágicamente acompasadas, creando así una polifonía que muestra los cambios de ritmo y melodía propios de la existencia. Una vida es poca cosa, pero quizá pueda serle útil a alguien que venga después, porque cada historia se alimenta de muchas historias. Es posible que ellas y ellos no puedan ya ser mejores, ni más felices, pero tal vez a alguien le llegue la herencia de lo vivido y aprendido, y recoja así un testigo que rebose sabiduría.